martes, 17 de septiembre de 2013

segunda parte



El secreto de las 7 semillas







CAPITULO IV

En este capítulo entramos al análisis de la tercera semilla, siguiendo la historia ya habían pasado 4 meses desde que Ignacio fue a ver a su maestro, y desde que este le había dado la tercera semilla. Después de todo este tiempo Ignacio ya había estado pasando por las dos primeras fases de enseñanza el auto conocimiento y la meditación, y además su práctica de la disciplina llamada Kriya Yoga era cada vez más frecuente, este disciplina lo había ayudado a mejorar su concentración y a darse cuenta de sus actos evitando que explote ante situaciones extremas.
Como consecuencia de la meditación fue que se llevaba mejor con las personas y se involucró más en lo que es el área de ventas, se encargó personalmente y lo logro otra venta estaba muy contento entonces se fue donde sus subordinados y les dijo que era el mejor que gracias a él las ventas habían aumentado y que el valía más que 10 de ellos, cuando hubo terminado se dio cuenta que a pesar de que su personal estaba descontento y no sabía por qué, entonces se dirigió a la casa de su maestro, cuando llego le contó todo lo que había sucedido. El maestro le pregunto acerca de la semilla, Ignacio le dijo que se trataba de un rosal rojo, el maestro le dijo que era acerca de la falta de amor, que la rosa cuando florece puede ser muy hermosa, pero eso solo de lejos pues cuando te acercas te puede hacer daño con sus espinas, igual son las personas que son controladas por su ego, de lejos pueden parecer buenas personas pero si te acercas veras que te pueden hacer daño con su egoísmo, por lo que la enseñanza de esta semilla tiene que ver con el control del ego.
El maestro le explico a Ignacio que cuando existen personas que fueron maltratadas en su niñez, crecen con baja autoestima, lo que genera una personalidad inferior que quiere ocultar a toda costa lo que siente, esta es el ego.
La mayoría de personas con este problema tratan de procurar estar en situaciones donde se sientan admirados igual que la rosa tratan de ocultar su verdadero yo, el maestro le comento entonces que la reunión que se organizó no fue Ignacio, sino su ego quien lo hizo, pues lo que hizo en realidad con la excusa de motivar a sus subordinados fue restregarles que él era mejor que todos ellos y en vez de motivarlos solo trato de hacerlos sentir inferiores.
El maestro le dijo que el ego era como la llanta desinflada de un bicicleta uno puede repararla con un inflador pero si la llanta tenía un hueco, nunca se iba inflar. El maestro le ilustro a Ignacio otras situaciones en las que se manifestaba el ego por ejemplo cuando Ignacio pudo salir de su cuerpo se encontraba con muchas ganas de mostrar a todo el mundo lo que había hecho, la mayoría de personas que tomaban el camino de la meditación se quedan tan impresionadas por los aspectos fenomenológicos que olvidaban el verdadero propósito de la meditación. Otra forma de manifestarse es cuando las personas hablan mal de otras personas, cuando esto sucede, las personas que se dejan controlar por su ego actúan de esa forma para sentirse mejor consigo mismos y por tanto inflar su ego. El maestro le dijo que debía estar atento ya que el ego suele tomar muchas formas para controlarnos y una de estas era juzgando a las personas para hacernos sentir superiores.
Ignacio pregunto cómo era posible que él pudiera cambiar su comportamiento, el cual lo había acompañado durante más de 30 años. El maestros le dijo que muchas personas se dejan dominar por sus hábitos y viven actuando de una misma forma toda su vida, pero que él debía aprender a tomar las riendas de su vida.
El maestro también dijo que el ego se manifiesta en los equipos de trabajo cuando alguien tiene una idea el ego trata de desmerecer esa idea pues se siente inferior, también cuando en un equipó se comete un error el ego trata de buscar culpables para así el sentirse superior. Ignacio agrego que de todos modos el ego había sido quien lo había motivado para sacar adelante su empresa y el maestro le contesto que el ego era un motivador excelente pero en realidad que alcanzar las metas no era el objetivo de la vida sino que era encontrar la felicidad.
La forma para controlar al ego era mediante la meditación, el ego sustituya el amor que Ignacio no había recibido cuando niño, pero mediante la meditación redescubría un amor que siempre había llevado dentro y que no conocía, por lo tanto al sentir ese amor no era necesario que su ego tuviera que ser inflado.
El maestro se levantó y saco la cuarta semilla y le dijo que la próxima enseñanza le daría el verdadero propósito de las empresas.




Después de mes y medio creció la planta, era una planta de mango. Ignacio no se iba a trabajar ni a dormir sin antes meditar media hora, esto lo hacía sentir muy feliz, y estar en un estado de paz. El quería vencer a su ego.
Un día, Ignacio tuvo una reunión mensual en su empresa con sus ejecutivos para esto él iba a ser el moderador. Los gerentes estaban exponiendo sus metas y logros, cuando le tocó el turno al gerente de ventas y este dijo que tuvieron problemas por la crisis económica del país y también problemas de despacho cuando todos empezaron a culparse y a ofenderse. Ignacio interrumpió y les pidió calma, dijo que no estaban para buscar culpables sino para apoyarse entre todos. Le pidió a su gerente de ventas que diga cómo le pueden ayudar para que logre sus metas y éste le dijo que el culpable es Ignacio, porque su gente está desmotivada ya que le había quitado sus principales clientes, pues esto lo puso muy furioso a Ignacio y comenzó a gritar. Otra vez le gano su ego pero se dio cuenta, así que dio por concluida la reunión y cito al día siguiente al gerente de ventas para arreglar el asunto.
Ignacio se dirigió a la casa del maestro a contarle lo sucedido. Ahí le dijo que se propuso vencer a su ego pero finalmente el ego lo domina.
El maestro le explicó que cuando uno se propone una meta con tanto apego y deseo y al querer ser el vencedor y ganarle al ego, uno simplemente actúa con el ego. Cuando uno se molesta o angustia atrae el ego, por el contrario cuando se está en paz, en tranquilidad aleja el ego. El maestro concluyó diciéndole que uno siempre debe hacer lo mejor que puede y dar lo mejor de sí, al margen de los resultados. Luego procedió a descifrar la enseñanza de la semilla de mango. Le dijo que el árbol de mango nos da sombra y nosotros le tiramos piedras todo el tiempo y encima el mango nos da frutos, entonces el mensaje que nos da el mango es el servicio desinteresado. El servicio es el opuesto al ego. Ignacio, no existe felicidad más grande en el mundo que la que se siente cuando ayudas a terceras personas. El servicio es dejar de pensar solamente en ti y pensar en los demás. Servicio es preocuparse en el crecimiento y desarrollo de otras personas.
El maestro ayudó a Ignacio a encontrar su drama, el cual era el de comunicar sus conocimientos y experiencias sobre la meditación, el control del ego, el servicio, a la comunidad empresarial. Ignacio nunca había hecho una presentación, pero el gurú le dijo que preparase una presentación racional, con base y llegando a los empresarios basándose en lo que ellos quieren escuchar, pero siempre dando su mensaje.
Ignacio confesó que tenía miedo, pero el gurú le dijo que el miedo nos viene cuando sentimos que estamos pidiendo y no sirviendo. Si vamos con amor y desinterés el miedo desaparece.
Así que Ignacio acepto dar su primera presentación y volvería donde el maestro después de esta. Ignacio se preparó en hacer su conferencia en base a las cuatro semillas que conocía: el autoconocimiento, la meditación, el control del ego y el servicio.
Cuando llegó el día de la presentación, ya frente al público sentía terror, estaba angustiado, pero puso en práctica la concentración en su respiración y se calmó, poco a poco tomó confianza y dio una buena conferencia e incluso logró hacer meditar al público y al final todos lo felicitaron.
En casa del maestro, Ignacio recibió más instrucciones. Tenía que sentir amor y entrega verdadera en cada momento de su servicio. A medida que logre más éxitos tendría que meditar más.
El maestro le dio la quinta semilla y descifrarían el mensaje cuando haya crecido. Ignacio fue a su casa y sembró la semilla.

CAPITULO VI

Luego de recibir la semilla del girasol, Ignacio se internó nuevamente en su mundo empresarial, en la que enfrentaba múltiples problemas, situaciones inesperadas, y sobre todo, la desleal competencia con otras empresas dedicadas al rubro.
Precisamente, Ignacio se encontraba preocupado por el hecho de hacer un recorte de personal, y no hallaba el medio para lograr este objetivo sin tener que poner en riesgo el rendimiento de su empresa, ante este dilema Ignacio decidió dirigirse hacia su maestro, y ya teniéndolo en frente expuso todos aquellos dilemas que enfrentaba y que debía dar solución en el menor plazo.
El maestro, acostumbrado a escucharlo silenciosamente, le hizo reflexionar acerca de la semilla del girasol, y de cómo esta planta orienta su postura hacia la luz, con esto, el maestro le quería hacer ver que la meditación le estaba orientando hacia algo sublime, que estaba saliendo a la luz su espíritu de niño que había dejado hacía mucho tiempo atrás, y que ahora su vida se basaba en hechos que van con la moral y con las buenas costumbres, y que ya no era aquel hombre al que solo le importaba el fin sin considerar los medios, por el contrario ahora, él era un hombre que disfrutaba el hecho de seguir hacia adelante con mucha paz, como si estuviese seguro que el resultado de lo que emprendía seria siempre el mejor.
Ignacio, entonces comprendió que toda su vida había estado dedicada a la empresa y las cosas materiales , y que su infelicidad se debía precisamente porque carecía de una orientación hacia algo sublime, hacia algo que le hiciera sentir paz y mucho amor, no solo con los trabajadores de su empresa, sino también con su familia, y esta orientación de su vida era precisamente hacia Dios, al hacer eso, el estaría más tranquilo consigo mismo y sobretodo con aquella fuerza 
interior que solo Dios es capaz de dar a aquellos que lo aman.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

OBRA: LAS SIETE SEMILLAS

RESUMEN

Capítulo 1
Ignacio Rodríguez, es el gerente general de R y G, trabajaba 18 horas diarias, bebía mucho alcohol, fumaba mucho y no practicaba deporte y era un hombre con muchos problemas en el trabajo.
Un día Ignacio se enfureció, gritó y lo insultó a su gerente de ventas que había renunciado momentos antes y esto le ocasionó un pre infarto que lo condujo a la clínica.
Al cabo de unos días Ignacio se recuperó, pero el médico le recomendó cambiar su forma de vida. Que se relaje, que medite para ello le fundamentó con investigaciones científicas.
A Ignacio siempre le pareció tonto pero las explicaciones científicas lo hizo pensar y le comunicó a su esposa sobre las recomendaciones del médico y ésta se alegró y le dio la dirección de un maestro hindú.
Al cabo de un mes Ignacio se sentía muy bien pero ese día recibió la noticia que habían perdido una cuenta importante y empezó a gritar e insultarlo a su jefe de ventas. En medio de todo este escándalo sintió un dolor en el pecho y se asustó. Inmediatamente se dirigió a la casa del gurú hindú.
Cuando llegó se estaba arrepintiendo, sentía vergüenza que las personas lo viesen ahí finalmente un joven lo hizo pasar al interior donde se encontraba el maestro, que era un señor, con túnica color azafrán. El gurú le preguntó varias veces a Ignacio por que había ido a buscarlo y éste dio varias veces la respuesta que quería aprender a relajarse, pero el maestro le preguntó una vez más cual era el verdadero motivo que lo condujo hacia él y la respuesta de Ignacio fue que todo esto era una pérdida de tiempo y se disponía a retirarse.
Pero el maestro le preguntó si era feliz, pues esta pregunta lo enfureció a Ignacio respondiendo que él era un empresario exitoso y enumeró sus posesiones a lo que el maestro le respondió que él solo quería saber si se sentía feliz, esto ocasionó que le saliesen las lágrimas a Ignacio. El maestro había irradiado amor . Ignacio se sentía muy cómodo. El maestro le explicó que la felicidad no se compra sino se siente y el que siente es el espíritu, entonces ahora debía aprender a generar felicidad en su vida.
Ignacio le pidió instrucciones al maestro para ser feliz y éste sacó un cofre, donde guardaba 7 semillas, las semillas de la felicidad. Le dijo que cada una de ellas tiene una profunda enseñanza. El maestro le entregó la primera semilla para que la siembre y que regrese cuando haya germinado para descifrar la enseñanza.
Ignacio fue a su casa y planto la semilla en su jardín , todos los días la regaba y la cuidaba y la observaba. Pero no crecía nada.

Capitulo 2

Después de un mes , Ignacio frustrado removió la tierra y sacó la semilla: no había sufrido ninguna variación. A Ignacio le entraron interrogantes, dudas y se puso furioso, pero quería que el maestro le explique lo sucedido.
El maestro le pidió calma. Le dijo que le dio una semilla golpeada que jamás crecería para demostrarle que los humanos somos así, que si nos golpean, maltratan, humillan de pequeños jamás creceremos y si crecemos seremos débiles. Pero los seres humanos golpeados de pequeños si pueden crecer y ser felices, pero necesitan conocerse a sí mismos, tomar conciencia de su pasado y de cómo los afecta en el presente. La primera semilla de la felicidad es el autoconocimiento.

El maestro le explicó que al ser maltratados de niños llenamos nuestra memoria subconsciente de emociones destructivas, las cuales llevamos toda la vida manifestándose en nuestro presente sin darnos cuenta, impidiéndonos ser felices. Mientras más conciencia y conocimiento tenga uno de su subconsciente tendrá más libertad y será capaz de ser feliz. Seguidamente el gurú le explicó con ejemplos.
Al día siguiente, después de trabajar en su oficina Ignacio se dirigió a la casa del gurú.
El maestro le explicó que cuando uno tiene traumas de niño, las emociones de estos episodios afloran a la superficie y si uno bloquea estas emociones es como empujar el hielo en el vaso de agua hacia abajo que siempre saldrá a flote.
Nuestra emociones afloran sin ser uno consiente de ellas, por eso hay que disolverlas como el hielo en el agua y esto se logra con paciencia. Le dijo que debe integrar su aspecto emocional y el racional para que sea feliz.
Ignacio le contó que ese día en su oficina lo humilló y gritó al jefe de despacho frente a todos por un error que cometió por que así le enseño su padre.
El maestro comenzó a indagar, a preguntar como era su padre y averiguó que había sido exigente, no aceptaba ningún error, era violento, lo maltrataba con patadas, con palabras groseras y que la madre de Ignacio nunca fue cariñosa.
Entonces el gurú llegó a la conclusión que para Ignacio era normal la violencia por que había crecido en ella. Le explicó que él estaba haciendo lo que su padre hizo con él cuando cometía un error.
El maestro le recomendó que tome conciencia poco a poco de sus emociones subconscientes, revisando cómo se manifiestan en su vida actual y que reflexione sobre su comportamiento. A medida que entienda irán bajando su intensidad y su influencia en él.
Que esté consciente de sus conductas agresivas, de sus pensamientos y emociones destructivas.
Luego el gurú sacó del cofre la segunda semilla, le ordenó que la siembre y que regrese cuando crezca.

Capitulo 3

Luego de un mes brotó la plantita.
Ignacio estaba de buen ánimo pero al recibir la noticia de negación de un préstamo se enfureció y lo agredió verbalmente a su gerente de finanzas, pero algo pasó y tomó conciencia de lo que estaba haciendo en el momento en el que ocurría el atropello. Le pidió disculpas al gerente y sintió regocijo de haber tomado conciencia a tiempo.
En la tarde Ignacio fue a buscar al maestro y éste le reveló el mensaje de la segunda semilla que es ponerse en contacto con su energía vital, le dijo que la planta es la mimosa púdica y esta se retrae cuando siente ruidos a su alrededor y busca su paz interior, y de la misma manera los seres humanos deberíamos hacer lo mismo.
Para esto deberíamos dejar de pensar aunque sea algunos minutos al día para acceder a nuestra energía interior, nuestra energía vital y así podemos sentir paz, felicidad.

Así uno poco a poco se vuelve más alegre, más tranquilo, más amoroso y le nace a uno servir a los demás. Cuando dejamos de pensar nuestros rasgos negativos caen y aflora una esencia maravillosa que tenemos dentro. Esa técnica de no pensar es la meditación.

El maestro le enseño una técnica de meditación ya que dejar de pensar no es fácil. La técnica era sentarse cómodamente y repetir mentalmente por 15 minutos una palabra, así poco a poco tendría una mejor concentración.
Ignacio al practicarlo sintió una sensación de felicidad por poco tiempo, pues esta sensación lo animó a practicar diariamente en la mañana y en la noche.
El maestro le enseñó una técnica nueva de respiración, que se concentre en su respiración algunos minutos cada 2 horas y esto le daría un beneficio de lucidez.
Ignacio tenía que presentar su empresa a un cliente potencial, para esto preparó una presentación audiovisual en computadora y el técnico que debía encargarse de la instalación de los equipos no había echo el trabajo, así que esto le preocupó mucho a Ignacio y empezó a gritar pero se concentró en su respiración y pudo calmarse.
Se dirigió a la presentación con el técnico para que instale los equipos y así el pudo tener una magnífica presentación que le permitió captar al cliente. Cuando uno esta en paz y tranquilo atrae lo bueno.
El maestro le hizo entender que el verdadero objetivo de la empresa es ofrecer un entorno que le permita tanto a él como a su personal realizarse, crecer, aprender, desarrollarse. La rentabilidad y el dinero son un medio y no el fin en sí mismo.
Le dijo que aproveche cada dificultad, cada crisis para hacerse una mejor persona. Que continúe con su meditación, practique su respiración y que recuerde siempre el verdadero objetivo de los negocios.
Cierto día Ignacio cuando meditaba sintió ser uno con el todo.
El gurú le enseño el kriya yoga, es una técnica que le permite avanzar más rápido en la meditación que consiste en una serie de posturas del cuerpo.

Enseguida el maestro le entregó la tercera semilla para que lo siembre y cuando esta florezca, regresé. Le pidió paciencia, que siga practicando su meditación añadiendo el kriya yoga.